Columnas
La mediación y su practicidad para la educación en la paz
"La teoría de la educación en la paz ha dado mucho de qué hablar, pues con ella se resguardan los cumplimientos de normativas, no por coercitividad propia de las normas, sino por la disposición del ser humano de comportarse mejor, de crear esa conciencia de vivir en comunidad".
Por Gabriel Cardozo Acosta
Desde hace años me he interesado en la mediación y el diálogo como la mejor forma de solucionar temas importantes, conflictivos o no. La he trabajado como institución autónoma o como parte de procesos judiciales.
En la actualidad me desempeño como mediador vecinal en una municipalidad de la Región Metropolitana de Santiago de Chile, atendiendo muchos y muy variados casos. Inicio las mediaciones explicándole a la gente la importancia del principio de voluntariedad, el principio de confidencialidad y de imparcialidad. Son ellos los canales conductores que, bien implementados, llevan el caso a feliz término.
De ellos el que más me sorprende, cuando las personas lo entienden, es el de voluntariedad, pues las partes deben entender que están participando por libre albedrío y esto invita entonces a abrir la ventana al logro de acuerdos que sean sustentables en el tiempo y que no son impuestos. Son concesiones que se hacen para que la vida sea más grata y ello es el mejor incentivo para cada quien: mejorar su calidad de vida.
La Justicia, autónoma e independiente, invita a ver la parte más coercitiva del ordenamiento jurídico así como la sanción por su incumplimiento. Cosa distinta sucede en la equidad, entendida ésta como la aplicación de la justicia tomando en cuenta las características particulares de cada caso. Aun así, la aplicación de la equidad se queda corta en comparación a la mediación y lo que ella promueve de elasticidad en el cumplimiento de la norma cuando se acuerda cumplirla en las soluciones concertadas por las partes.
El motivo real de esto, es que cada quien asume con certeza cuál es la parte de cumplimiento de la norma que es capaz de dar, no negociando desde la posición del negociante duro que implica querer ganarle al negociante pasivo, quien por su parte es sumiso y se deja pasar a llevar. Por el contrario, lo fundamental es la negociación desde los principios y qué es lo mejor para las partes. Más allá de la clásica teoría de ganar-ganar, es un sincero aprendizaje el salirme de mis problemas para ver el problema del otro y poder realmente ser empático.
Una de las mayores ventajas de la mediación es procurar la mejor relación con el otro. Es la utilización de la comunicación eficaz sin supuestos, ni presunciones, preguntando lo que es, no lo que yo creo o quiero que sea. Si partimos de esa base, el ejercicio de las habilidades blandas que, dicho por muchos, hacen mucha falta en la sociedad Chilena, en comparación con las destrezas y conocimientos técnicos que sobran por el alto grado de preparación, serán a su vez práctica de la técnica y garantía del éxito de la misma. De allí que, teniendo claro que la normativa jurídica obliga a mi vecino a podar la rama de su árbol, ¿cómo exigírselo si desde mi terreno es más fácil alcanzar la rama?. Decidimos entendernos de forma colaborativa, sin ver quién gana sino qué es lo mejor, solucionando una instancia para evitar escaladas del conflicto.
Sobre esa dinámica podemos entender que vamos creando sistemas de relación con los demás, vecinos o no, sobre la base de procurar lo mejor para todos. El tan anhelado bien común…
De aquí que la educación en paz, como sistema técnico educativo en la formación del individuo, es fundamental. En este orden, veamos lo negativo de enseñarle a un niño a devolver el golpe que recibió del amigo en el jardín. Desde temprana edad se educa en la paz enseñando que el mal que yo recibo no justifica que yo haga mal, sino que por el contrario, puedo pedirle a su pequeño agresor que no le haga nada y, ante la falta de comprensión, buscar a ese tercero imparcial – figura de autoridad para ambos, como la maestra del jardín- a que oriente la búsqueda de la paz en el caso particular.
La teoría de la educación en la paz ha dado mucho de qué hablar y su efectividad está demostrada, pues con ella se resguardan los cumplimientos de normativas, no por coercitividad propia de la norma, sino por la disposición del ser humano de comportarse mejor, de crear esa conciencia de vivir en comunidad que favorece la interrelación respetuosa y garante del derecho del otro que comienza donde el propio termina. En este sentido, el diálogo, la mediación, el desarrollo de virtudes blandas en las relaciones humanas, buscan lo mismo que la norma jurídica constitutiva del derecho positivo, resguardar el bien común y los derechos de todos por igual. Desde esta óptica, la mediación es no sólo un mecanismo alternativo de resolución de conflictos, sino una disciplina que invita a procurar la relación interpersonal sustentable por su disposición voluntaria a querer ser parte de la solución y no del problema. Así lo creo.
* Gabriel Cardozo Acosta es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela (1999) y posee estudios en derecho y políticas internacionales de la Universidad Central de Venezuela. Ha dedicado gran parte de su carrera a la resolución alternativa de conflictos. Es Master Coach and Trainner, fundador de la empresa GEF International Buisiness y actualmente es coordinador académico para Sur América-Delegación Chile de la Latín American and Caribbean Coaching School (2019-2021). Político interesado en el proceso político venezolano.