Columnas
La IA y el futuro de la educación legal
¿Son obsoletos los grados en Derecho ante el ascenso de la IA?
Por: Daniel S. Acevedo Sánchez | Linkedin | Email *
Consultor en transformación digital y estrategia – Legal, Finance & Tax
El pánico está en el aire. Cada vez que abro LinkedIn, veo un nuevo titular apocalíptico sobre cómo la inteligencia artificial va a dejar sin trabajo a la mitad de la humanidad. Y, por supuesto, los abogados estamos en primera fila de esa supuesta guillotina digital. La última bomba la lanzó un ex-ejecutivo de Google, quien básicamente dijo que estudiar derecho o medicina hoy es una pérdida de tiempo. Su argumento es tan simple como aterrador. Según Jad Tarifi, fundador del primer equipo de IA generativa de Google, para cuando termines una carrera tan larga, la tecnología habrá avanzado tanto que tus conocimientos serán obsoletos. En sus propias palabras, recogidas por Fortune, estudiar estos grados es casi como “tirar a la basura” años de tu vida. Suena convincente, ¿verdad? Sobre todo viniendo de alguien que vivió la revolución desde adentro. Pero aquí es donde, como abogado y como ingeniero, tengo que hacer una pausa y decir: un momento, no tan rápido. Mi tesis es clara: la IA no hará que los títulos de derecho sean obsoletos. Lo que sí hará, y ya está haciendo, es volver obsoleto al abogado tradicional que se niega a evolucionar. El verdadero riesgo no es la tecnología, sino nuestra propia resistencia al cambio.
La cruda realidad: Cuando la IA «alucina» y pone en riesgo tu carrera

Antes de entregarle las llaves del reino a la IA, hablemos de sus «pequeños» defectos. Imaginen esto: un abogado presenta un escrito ante un juez, lleno de citas jurisprudenciales impecables que respaldan su caso. El juez, intrigado por la solidez de los argumentos, busca las sentencias citadas… y descubre que no existen. Son completamente inventadas. Esto es una pesadilla real y cada vez más común. Recientemente, abogados de firmas internacionales como K&L Gates enfrentaron la ira de un juez por presentar un escrito con citas falsas generadas por IA. El magistrado calificó la situación de «aterradora», pues casi incluye esas «autoridades fantasma» en una sentencia judicial, como lo reportó recientemente LawNext.
Estos incidentes demuestran una verdad fundamental: la IA, en su estado actual, carece de juicio crítico, de ética y de responsabilidad. Es una herramienta increíblemente potente para procesar información, pero no para comprenderla ni validarla. ¿Cómo podemos si quiera pensar en reemplazar la formación jurídica formal cuando la tecnología que supuestamente nos sustituirá no puede distinguir la realidad de la ficción? El abogado del futuro no será reemplazado por la IA, sino que necesitará un nivel de supervisión y escepticismo informado aún mayor para usarla correctamente.
Mientras los gurús tecnológicos predicen el apocalipsis, en el mundo real de las firmas de abogados la conversación es muy diferente. En eventos como ILTACon, el principal congreso de tecnología legal, el sentimiento general no es de pánico, sino de un cauteloso escepticismo. Según un informe de Artificial Lawyer sobre el evento, muchos directores de innovación sienten una «fatiga de pruebas de concepto (POC)» al evaluar innumerables herramientas de IA, sin saber cuáles sobrevivirán a largo plazo. No están buscando un reemplazo para sus abogados, sino herramientas que les permitan hacer un trabajo de mayor valor. La frase que mejor resume el sentir de la industria es: “los abogados prefieren un bolígrafo rojo a una página en blanco”. La IA es fantástica para generar un primer borrador, para automatizar la revisión de cláusulas estándar o para organizar miles de documentos. Pero el verdadero valor del abogado, la estrategia, la negociación, el consejo al cliente, la empatía, sigue siendo irremplazable. La tecnología nos libera del trabajo pesado para que podamos concentrarnos en lo que realmente importa.
El imperativo estratégico: Innovar o afrontar un «riesgo existencial»
Aquí es donde la visión de futuro se vuelve crucial. Firmas líderes como Freshfields no ven la IA como una moda, sino como una pieza clave de su estrategia competitiva. Gil Perez, su director de innovación, fue tajante en una entrevista con Artificial Lawyer: no adoptar una mentalidad de aprendizaje sobre IA podría ser una «amenaza existencial para la firma», Su enfoque es pragmático y flexible: construyen sus propias herramientas, colaboran con gigantes como Google y se adaptan a las necesidades específicas de cada cliente. Entienden que la tecnología ya no es un simple soporte, sino un «multiplicador» del talento humano. Este es el mensaje que las facultades de derecho deben escuchar. Si las firmas más importantes del mundo están redefiniendo el valor de sus abogados en torno a la tecnología, la educación legal no puede seguir anclada en el siglo pasado.
Entonces, ¿es inútil un título de derecho? Absolutamente no. Pero un título que solo enseña a memorizar leyes y precedentes, ignorando la gestión de proyectos, el análisis de datos, las operaciones legales y el funcionamiento de la tecnología, sí está en peligro de extinción.
El futuro no pertenece a los abogados que compiten con la IA en tareas de memorización, sino a aquellos que la utilizan como una herramienta para potenciar sus habilidades humanas únicas. El abogado del futuro será un estratega, un solucionador de problemas complejos, un consejero de confianza y, sobre todo, un puente entre el mundo legal, el de los negocios y el tecnológico. La advertencia del ex-ejecutivo de Google no debe ser ignorada, pero tampoco malinterpretada. No es un llamado a abandonar las aulas, sino a transformarlas radicalmente. La pregunta clave no es si la IA reemplazará a los abogados, sino si los abogados y las facultades de derecho se adaptarán a tiempo para seguir siendo indispensables. El futuro no espera a nadie.




