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Res Nullius: Legal Prompt Engineering, una Nueva Frontera para el Derecho y la Urgente Redefinición en la Formación de Abogados

Las Facultades de Derecho tampoco están sintonizadas con estos cambios. Los programas de estudio siguen centrados en la enseñanza de conceptos tradicionales, sin integrar adecuadamente el impacto y las oportunidades que la IA presenta.

*Por Gonzalo Álvarez Seura.

El avance de la inteligencia artificial (IA) ha penetrado profundamente en múltiples ámbitos, incluyendo el Derecho. Una de las manifestaciones más recientes y significativas es el Legal Prompt Engineering. Este nuevo campo, aún en desarrollo, plantea un desafío crucial: la necesidad de redefinir tanto la práctica legal como la especialización y formación de los abogados. El concepto de Res Nullius o “cosa de nadie” refleja perfectamente la naturaleza inexplorada de este territorio, que aún carece de una estructura definida en la labor de los operadores jurídicos. Este vacío representa una oportunidad única para los profesionales del Derecho y el sistema legal en su conjunto.

¿Por qué es relevante ahora? Recientes investigaciones en modelos de lenguaje natural, como GPT, han demostrado que la eficiencia de estos modelos no depende tanto de su entrenamiento continuo, sino de cómo se configuran los inputs o prompts. En otras palabras, la optimización de estos modelos depende ahora del diseño preciso del prompt, y es aquí donde el Legal Prompt Engineering cobra una importancia vital.

¿Qué es el Legal Prompt Engineering? Se trata de la práctica de diseñar y optimizar instrucciones específicas para sistemas de IA, con el objetivo de obtener respuestas precisas y útiles en contextos legales. Un prompt es un conjunto de directrices que orienta a la IA en la realización de una tarea específica. En el ámbito jurídico, estos prompts deben formularse con un nivel de precisión y comprensión del lenguaje legal que asegure que la IA proporcione información relevante y exacta. Este rol requiere una combinación única de habilidades legales y técnicas, lo que plantea la pregunta: ¿Cómo puede el sistema educativo adaptarse para formar profesionales capaces de operar eficazmente en esta intersección entre Derecho y tecnología?

Gonzalo Alvarez Seura

En Chile, al igual que en muchas otras partes del mundo, el sector jurídico ha sido lento en adaptarse a esta revolución tecnológica. La mayoría de las firmas legales no han tomado medidas significativas para especializarse en áreas como el Legal Prompt Engineering. Esta inercia podría traducirse en una pérdida de competitividad, especialmente a medida que empresas y clientes demanden servicios legales que integren soluciones basadas en IA. Entre las razones de esta reticencia se encuentran el miedo al cambio, la falta de conocimientos técnicos y la inversión financiera que conlleva la adopción de nuevas tecnologías.

Por otro lado, las Facultades de Derecho tampoco están sintonizadas con estos cambios. Los programas de estudio siguen centrados en la enseñanza de conceptos tradicionales, sin integrar adecuadamente el impacto y las oportunidades que la IA presenta. Esta desconexión ha permitido que otras disciplinas, como la ingeniería o las ciencias de la computación, tomen la delantera en áreas que afectan directamente al Derecho, como la automatización de procesos legales y la analítica de protección de datos.

La educación jurídica tradicional, aunque esencial, ya no es suficiente en un mundo donde la tecnología avanza rápidamente. Los abogados deben ser capaces de interactuar con tecnologías avanzadas, comprender sus limitaciones y potencial, y anticipar cómo estas herramientas pueden ser utilizadas para servir mejor a la justicia. El Legal Prompt Engineering como una nueva frontera del Derecho subraya la necesidad de incorporar disciplinas como la programación, el análisis de datos y la ética de la IA en los currículos de las Facultades de Derecho. Los estudiantes no solo deben aprender a interpretar y aplicar la ley, sino también a diseñar sistemas que puedan automatizar tareas legales complejas sin perder de vista los principios fundamentales de justicia y equidad.

El Legal Prompt Engineering tiene el potencial de transformar significativamente la práctica jurídica. Las herramientas de IA pueden automatizar tareas repetitivas, liberando a los abogados para concentrarse en aspectos más estratégicos y creativos de su trabajo. Sin embargo, esta automatización también podría reducir la demanda de ciertos tipos de trabajo legal, particularmente aquellos que no requieren un alto nivel de juicio o creatividad. Esto plantea preguntas sobre la estructura del mercado laboral legal y la posible deshumanización de ciertas áreas del Derecho.

Esta disciplina representa una nueva frontera para el Derecho, un terreno aún inexplorado que requiere de una intervención y regulación urgentes. Sin esta evolución, el Derecho podría quedarse atrás en un mundo cada vez más digitalizado. Es fundamental que tanto las instituciones educativas como los operadores del sistema lideren el cambio, asegurando que los abogados estén equipados no solo con el conocimiento legal tradicional, sino también con las habilidades tecnológicas necesarias para navegar en este nuevo paisaje. Solo así podremos garantizar que la justicia y el Derecho sigan siendo pilares fundamentales en nuestra sociedad, incluso en la era de la inteligencia artificial.

*Gonzalo Álvarez Seura, abogado y Dr. en Derecho. Director de Tech-Law.ai y académico de Derecho en la Universidad Central de Chile.

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