Columnas
Cómo enfrentar el desempleo “ilustrado”
Por Pedro Pizarro, vicepresidente Instituto Libertad*
El fenómeno del “desempleo ilustrado” ha puesto de manifiesto una preocupante realidad: más de 333 mil personas con formación técnica o universitaria no logran encontrar empleo, a pesar de su preparación. Las estadísticas oficiales ofrecen un panorama detallado, distinguiendo la situación por género, edad, tipo de carrera y empleabilidad después de un año de egreso.
Se trata de cifras que no siempre se han medido, que permiten una mejor toma de decisiones y la adopción de políticas específicas para este segmento.

Este antecedente debe ser tomado en cuenta por los estudiantes que buscan ingresar a la educación técnica o profesional, no como único aspecto decisivo, pero sí como uno relevante, sobre todo considerando el esfuerzo, dedicación, tiempo y costos involucrados. También es un dato que debe ser considerado por parte de quienes ofrecen carreras en centros de formación técnica (CFT), institutos profesionales (IP) y universidades. Resulta llamativo que diversas carreras universitarias tienen tasa de empleabilidad inferior a la de varias carreras impartidas por CFT e IP.
Para la autoridad también resulta un factor a considerar, ya que entre otros permite conocer áreas o sectores de la economía con un mayor o menor crecimiento de la actividad y, eventualmente, dirigir políticas públicas para que mayor cantidad de personas puedan cursar carreras con empleabilidad mayor. Obviamente, esto tiene que basarse en datos objetivos y medibles, que no permitan el arbitrio de la autoridad. El cruce de información entre la fecha de titulación y el inicio de ingresos vía remuneraciones u honorarios pareciera ser una alternativa objetiva.
Desde la perspectiva laboral, estos grupos presentan un desafío distinto para hacerse cargo de la falta de empleo. Probablemente, la política de subsidios no sea suficiente para mejorar la empleabilidad de cesantes más ilustrados, sino que más bien políticas de desarrollo de diversas actividades, para lo cual el crecimiento y la estabilidad tienen mucho mejor resultado que un subsidio. Además, políticas de fomento a la empresa, como son la rebaja impositiva a tasas semejantes al promedio de la OCDE y eliminar trabas al emprendimiento y a nuevas empresas, son un claro aliciente a la recuperación de empleo. Si consideramos también que, por lo general, se trata de remuneraciones superiores a la media, es un grupo al que el aumento de los costos laborales impacta de mayor manera.
No es tan llamativo -pero sí preocupante-, que en este segmento también las mujeres presentan una cifra superior a la de los hombres desempleados, siendo casi 180 mil las mujeres y algo más de 150 mil los hombres. Claramente, la falta de medidas reales para apoyar el empleo femenino en este segmento también tiene consecuencias, lo que hace aún más imperativo un avance real en sala cuna, modificando el Artículo 203 del Código del Trabajo -que establece la obligación de sala cuna sólo para empresas con más de 20 mujeres-, así como un cambio cultural a todo nivel en una corresponsabilidad efectiva.
En síntesis, el desempleo ilustrado se mide hace algunos años, desmitifica la creencia de que una mayor preparación académica puede garantizar mejores oportunidades laborales y trae consigo desafíos para todos los actores, públicos y privados.




