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Empresas, Cadenas de Valor y Derechos Humanos: Una oportunidad en medio de su regulación

La regulación de la debida diligencia en derechos humanos está redefiniendo cómo las empresas manejan sus operaciones globales. Este análisis explora las limitaciones de los criterios ESG y la oportunidad que presenta la nueva legislación para fortalecer el compromiso empresarial con los derechos humanos y la sostenibilidad.

Por: Dominga Rodríguez Matte*

En un mundo donde las cadenas de valor están interconectadas y dependen de una red extensa de proveedores y socios, las empresas operan en entornos complejos y diversos que presentan una amplia gama de desafíos en materia de derechos humanos. En los últimos años, las empresas han centrado sus esfuerzos en cumplir con los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Sin embargo, estos criterios no han captado suficientemente los daños que las empresas pueden causar a las personas. Por ello, la debida diligencia en derechos humanos se está convirtiendo en una práctica esencial para garantizar que las empresas sean un verdadero aporte para las personas, la sociedad y el medio ambiente.

Limitaciones de los criterios ESG

Si bien las prácticas ESG son necesarias para asegurar que las decisiones de inversión no solo maximicen el valor financiero, sino que también respeten y promuevan los derechos humanos, este marco de inversión ha fallado en captar los riesgos que las empresas imponen a las personas y su entorno.

Uno de los principales desafíos en la implementación de criterios ESG es la falta de conocimiento y comprensión sobre los derechos humanos entre los inversores. A menudo, los inversores carecen de la información necesaria para evaluar adecuadamente los riesgos y oportunidades asociados con los derechos humanos, lo que puede llevar a decisiones de inversión que ignoran o subestiman estos factores críticos.

Por su parte, la falta de transparencia en la metodología de los proveedores de datos ESG complica la identificación de violaciones de derechos humanos. A menudo, estos proveedores no explican claramente cómo seleccionan y evalúan diversas fuentes, lo que crea desafíos adicionales para los inversores que dependen de esta información para sus decisiones de inversión.

Regulación, derechos humanos y negocios

Ante la necesidad de identificar, prevenir, mitigar los efectos sobre los derechos humanos derivados de operaciones empresariales, los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales, entre otras guías y documentos, han tenido un importante impacto en la nueva era de empresas socialmente responsables y sostenibles, sentando las bases para que los Estados comprendieran el rol fundamental de las empresas en el objetivo del respeto pleno de los derechos humanos y tomasen sus recomendaciones para dictar regulaciones que imponen a las empresas obligaciones en la materia. Tal es el caso de países como Alemania, Gran Bretaña, Francia, Australia, Países Bajos, Noruega y Singapur, y aún más países se encuentran en procesos de regulación.

La Directiva de Debida Diligencia sobre Sostenibilidad Corporativa

El 24 de abril de este año, el Parlamento Europeo aprobó la Directiva de Debida Diligencia sobre Sostenibilidad Corporativa (CSDDD por sus siglas en inglés), con el objeto de garantizar que las empresas mitiguen el impacto sobre los derechos humanos y el medio ambiente derivados de sus operaciones, productos y servicios.

La CSDDD impone a las empresas y a sus socios en todas las fases de la cadena de suministro, producción y distribución, la obligación de prevenir, poner fin o mitigar cualquier efecto adverso sobre los derechos humanos y el medio ambiente. Estas responsabilidades también se extienden a las empresas fuera de la UE, incluidas las matrices y compañías con acuerdos de franquicias o licencias en la UE que superen los umbrales de facturación establecidos.

En resumen, esta directiva busca promover prácticas empresariales más responsables y sostenibles a nivel global, obligando a las empresas a adoptar medidas concretas para proteger los derechos humanos y el medio ambiente en todas sus operaciones.

El efecto dominó de las legislaciones en debida diligencia en derechos humanos

Las empresas que forman parte de las cadenas de suministro, producción y distribución de organizaciones obligadas a cumplir con legislaciones de debida diligencia en derechos humanos, como la CSDDD, deberán encontrar formas independientes de adherirse a estos estándares para mantener sus relaciones comerciales. Esto generará un efecto dominó, ya que estas empresas exigirán los mismos estándares a sus propios socios comerciales, filiales y cadenas de suministros y así sucesivamente.

Si bien hay empresas que podrían decidir salirse de los mercados regulados, más pronto que tarde se verán obligados por la ola de regulaciones que seguirán en otros países.

Oportunidades en un ambiente internacional regulado

Así como la lista de empresas bajo prohibición de importación por vínculos con el trabajo forzoso sigue creciendo en Estados Unidos, la lista de empresas que tendrán que adecuarse a las nuevas normativas de debida diligencia en derechos humanos también crecerá rápidamente, lo que debe ser visto como una gran oportunidad de negocios.

El actual entorno de negocios y la regulación existente han evidenciado el valor estratégico de los derechos humanos como un activo intangible que, de ser gestionado adecuadamente, puede generar diversos beneficios y oportunidades a las empresas.

Entre estos beneficios se encuentran una mayor gestión de riesgos, mayor acceso a oportunidades de negocios e inversiones, acceso a mercados y socios comerciales que priorizan el respeto a los derechos humanos, mejora en la relación con trabajadores, comunidades y otras partes interesadas, mejor aptitud para salvaguardar su reputación, mejor capacidad de reclutar talentos y grandes ventajas competitivas.

La debida diligencia en derechos humanos, más que un complemento a los criterios ESG, se está consolidando como un requerimiento legal fundamental para operar en mercados locales y globales. Las empresas que adopten un enfoque proactivo en sostenibilidad y derechos humanos no solo contribuirán positivamente a la sociedad y el medio ambiente, sino que también obtendrán ventajas competitivas significativas. En lugar de ser una carga, la regulación ofrece una oportunidad para que las empresas prosperen y desarrollen sus actividades de manera genuinamente sostenible en un entorno cada vez más consciente y exigente.

*Dominga Rodríguez Matte Abogada derechos humanos y tecnología. Idonea Consultores SpA

 

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