Columnas
Inteligencia Artificial y el futuro del sector legal
"Estudios de diversas consultoras anticipan que para el año 2020 las firmas de abogados y gerencias legales enfrentarán un punto de inflexión... y que para el año 2030, más de 100 mil posiciones de abogados a nivel global serán automatizadas".
Por Álvaro Rosenblut
Para nadie es un misterio que la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) está modificando a un ritmo vertiginoso la forma en que la mayoría de las actividades y ocupaciones cotidianas se han venido desarrollando por décadas e incluso siglos.
En términos muy simples, la IA consigue imitar ciertas operaciones de la mente humana y desarrollarlas, generando y acumulando aprendizaje en el camino, con mayores grados de velocidad y eficiencia, a través de máquinas capaces de completar y mejorar tareas que hasta hace muy poco era terreno exclusivo del Homo Sapiens.
Cada vez que un sector profesional se enfrenta a nuevas tecnologías, surgen dudas sobre cómo esa tecnología afectará las operaciones diarias y las carreras de quienes eligen esa profesión. Es razonable pensar entonces que la actividad legal no se encuentra ajena a esta tendencia y que, más temprano que tarde, la forma en que los abogados desarrollamos nuestro trabajo, ya sea en el ámbito corporativo, litigioso o de cualquier naturaleza, sufrirá ajustes y cambios sustanciales derivados de la irrupción de la IA.
Hoy en día, la inteligencia artificial (AI) ya está comenzando a transformar la profesión legal de muchas maneras, ya sea mejorando la eficiencia de los procesos de búsqueda, análisis y clasificación de antecedentes, sistematizando la revisión de jurisprudencia y precedentes, minimizando errores en los procesos de producción de reportes y documentos, y en general ayudando a reducir la cantidad de tiempo y recursos dedicado a tareas de orden más bien mecánico, liberando capacidad para que los profesionales puedan dedicarlo a tareas de mayor valor agregado
Esta primera vertiente, que en principio debiese ser bien recibida por los profesionales del mundo legal, en cuanto permite prestar servicios con mayores niveles de eficiencia y con menores costos, evidentemente tiene un impacto en los niveles de contratación de las firmas y gerencias legales, todos quienes – cual más o cual menos – operan hoy en día en base a metas, presupuestos e indicadores de rentabilidad, de forma de proveer sus servicios de manera alineada con los objetivos estratégicos de las empresas y/o unidades de negocios a las que asesoran.
Estudios de diversas consultoras relevantes a nivel mundial anticipan que para el año 2020 las firmas de abogados y gerencias legales enfrentarán un punto de inflexión en sus procesos de reclutamiento, capacitación y retención de talento y que para el año 2030, más de 100.000 posiciones de abogados a nivel global serán automatizadas.
Frente a proyecciones como estas, que cada vez tienen más cara de realidad que de meras predicciones astrológicas, el desafío es enorme y la tarea es clara:
- Para las universidades y para aquellos egresados que dan sus primeros pasos en el mundo profesional, capacitación y desarrollo de habilidades y talentos cada vez más enfocados en áreas de valor agregado que en operaciones mecánicas, memorísticas o https://estadodiario.com/wp-content/uploads/2018/02/im4-1.jpgistrativas.
- Para los profesionales en busca de oportunidades de crecimiento, entendimiento y manejo de las tecnologías disponibles, de forma que estas constituyan una mejora de su productividad y no una tentación para su reemplazo.
- Para quienes dirigen o lideran equipos de abogados o gerencias legales, el desarrollo de una estrategia que permita incorporar tecnología, con un adecuado balance entre eficiencia y talento humano.
Nuestra naturaleza humana y el ego súper desarrollado que habitualmente habita en quienes profesamos la abogacía, nos tienta a creer que somos irreemplazables y que no existe máquina que sea capaz de competir con nuestro criterio jurídico o con nuestra capacidad analítica y estratégica. La realidad sin embargo nos muestra día a día que nuestras creencias están siendo desafiadas por los avances de la ciencia y que el verdadero talento está en ser capaces de adaptarse, de incorporar las nuevas tendencias y de aprovecharlas en nuestro beneficio, en lugar de librar una batalla frontal de la que probablemente no saldremos victoriosos.