Columnas
La Cultura Organizacional como Necesidad Estratégica y el rol del departamento legal
Por Constanza Salas*.
En el funcionamiento de toda organización, la cultura organizacional, aunque muchas veces sigilosa, actúa como el corazón que moldea su identidad e incide en su funcionamiento. Mucho de lo que pasa en una organización está íntimamente ligado a su cultura organizacional, la cual determina, consciente o inconscientemente sus normas, criterios de toma de decisiones y políticas.
En ese contexto, surge la pregunta, ¿Cuál es el rol de la gerencia legal en la construcción de dicha cultura? A menudo, se percibe al departamento legal como una entidad fundamentalmente reactiva, que actúa principalmente cuando surgen riesgos legales y contingencias. Sin embargo, hoy en día, sin duda el departamento legal es un jugador estratégico clave en la operación y la cultura organizacional no es la excepción.
En efecto, la gestión legal no debe limitarse a resolver problemas, sino que, debe asumir también un rol pedagógico y estratégico, educando a los colaboradores en los valores y la cultura de la empresa, las leyes relevantes y los principios éticos que la sustentan.
Colaborando con otras áreas clave, la gerencia legal puede liderar la implementación de proyectos proactivos que aborden riesgos de manera integral, desde los más evidentes —como los financieros o regulatorios— hasta los intangibles, como el daño reputacional.
Esto requiere establecer, por ejemplo, programas que combinen teoría con casos prácticos, permitiendo a sus colaboradores tomar decisiones informadas en situaciones reales. También puede diseñar proyectos con otras áreas de la empresa, colaborando activamente para aumentar la propuesta de valor, usando como guía y piedra angular los valores de la compañía.
De esta manera, más que reaccionar ante posibles infracciones, el departamento legal adopta también un enfoque preventivo y una postura proactiva, anticipándose a los riesgos antes que se conviertan en problemas graves. Esto implica identificar posibles vulnerabilidades y promover la transparencia en todos los niveles de la organización.
Ahora bien, una cultura organizacional fuerte es, en sí misma, una medida de mitigación de riesgos, por lo que este compromiso continuo del equipo legal, construyendo y reforzando los valores culturales es, por sobre todo, una inversión estratégica que impacta directamente en la resiliencia de la organización, y que debe ir más allá de lo formal o esporádico.
Estas iniciativas tienen un efecto multiplicador: no solo empoderan a los colaboradores para actuar correctamente y de manera alineada con los principios de la empresa, sino que también se convierten en embajadores de la cultura organizacional fortaleciendo el tejido interno que las hace resilientes frente a los desafíos del mercado.
Numerosos estudios destacan que las empresas con culturas organizacionales sólidas superan en desempeño a sus competidores. Es más, se ha identificado que las empresas ágiles, que centran su cultura en valores fundamentales, tienen mayores probabilidades de prosperar en entornos complejos y de tener mayor rentabilidad. Esto ocurre porque la cultura influye directamente en factores clave como la toma de decisiones, la retención del talento, la innovación y, finalmente, los resultados financieros.
Así las cosas, la cultura organizacional, se convierte en un diferenciador competitivo clave que moldea la capacidad de una organización para adaptarse, competir y prosperar en un entorno volátil y altamente regulado. El valor de la gestión legal en este esfuerzo es fundamental al ser un aliado estratégico que podrá actuar como un articulador entre valores corporativos y operatividad diaria. Es nuestra responsabilidad garantizar que dicha cultura se traduzca en un motor para el éxito.
*Constanza Salas, abogada de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, con experiencia en asuntos de propiedad intelectual e industrial, regulatorios y corporativos. Actualmente, es Head of Legal en Cervecería AB InBev Chile