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Proyecto de ley de Servicio de Auditoría Interna de Gobierno y la importancia de un control interno ágil

El proyecto de ley del SAIG, destaca por su configuración descentralizada y su enfoque en fortalecer la gestión gubernamental. Es relevante revisar la importancia de la agilidad en el control interno, subrayando la necesidad de equilibrarla con la rigurosidad para garantizar la eficiencia y la conformidad normativa.

Por: Mauricio Alvarado*

Recientemente, se ha iniciado un proyecto de ley mediante el Mensaje del Presidente de la República, el cual persigue la instauración del Servicio de Auditoría Interna de Gobierno (SAIG). Este servicio tiene como propósito la creación de una entidad pública especializada en la evaluación interna de las actividades gubernamentales. La intención es reforzar las responsabilidades de esta función, concediéndole amplias facultades, al tiempo que se fortalecen las unidades de auditoría interna de la Administración del Estado.

Mauricio Alvarado

De acuerdo con lo establecido en el artículo 1 de la propuesta, el SAIG adopta una configuración específica como entidad pública descentralizada, dotada de una naturaleza técnica, personalidad jurídica propia y un patrimonio independiente. Cabe destacar que este servicio mantendrá estrechos vínculos con la Presidencia de la República a través del Ministerio de la Secretaría General de la Presidencia. Asimismo, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 2, su propósito fundamental radica en contribuir de manera significativa al enriquecimiento y fortalecimiento de los procesos de gestión de riesgos, control interno y gobernanza que rigen en los diversos órganos gubernamentales.

Este objetivo se traducirá en la ejecución de actividades específicas de aseguramiento y asesoramiento en el ámbito de la auditoría interna. Dichas actividades abarcarán el análisis minucioso de la gestión gubernamental en términos de economía, eficiencia y eficacia. Asimismo, se enfocarán en la rigurosa observancia de normativas y procedimientos, la salvaguarda efectiva de los recursos públicos y la integridad institucional. El SAIG también asumirá la responsabilidad de evaluar la ejecución de políticas, programas y decisiones emanadas de la autoridad correspondiente, asegurando su alineación con los principios de transparencia, legalidad y eficacia en la administración pública.

En este contexto, el SAIG se erige como un pilar fundamental para promover la rendición de cuentas y la eficacia en la gestión gubernamental, contribuyendo de manera activa a la consolidación de un sistema administrativo más eficiente, transparente y orientado al servicio público. Su estructura descentralizada y su autonomía patrimonial le confieren la flexibilidad necesaria para desempeñar su papel de manera imparcial y objetiva, garantizando así la credibilidad y confianza en sus funciones de auditoría interna.

Como toda organización, el gobierno en la actualidad se encuentra inmerso en un mundo en constante y rápida evolución. Por ende, la capacidad de adoptar metodologías ágiles se ha convertido en un elemento fundamental. Este enfoque, si bien impulsa la flexibilidad y la capacidad de adaptación a cambios rápidos, también plantea la necesidad crítica de no comprometer los controles fundamentales.

En el complejo entramado contemporáneo, la conjunción armoniosa de la agilidad con la rigurosidad en la gestión interna no solo se presenta como un equilibrio delicado, sino que se revela como un imperativo ineludible para asegurar la eficiencia operativa y el cabal cumplimiento de los estándares normativos vigentes. En este dinámico escenario, tanto las entidades gubernamentales como otras organizaciones y empresas, enfrentan el desafío de no solo adaptarse a un entorno en constante cambio, sino también de explorar estrategias innovadoras que les permitan abrazar la agilidad sin menoscabar la integridad de sus procesos internos, preservando así la calidad y la coherencia en sus operaciones.

La capacidad de responder ágilmente a las demandas y a las transformaciones normativas sin comprometer la rigidez necesaria para salvaguardar la transparencia y la legalidad, se convierte, por ende, en un elemento esencial para la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de cualquier entidad. En este sentido, el liderazgo proactivo y la implementación de tecnologías avanzadas se erigen como herramientas cruciales para forjar un equilibrio duradero entre la agilidad y la rigurosidad, permitiendo así a las organizaciones no solo mantenerse a la vanguardia, sino también consolidar su posición como actores responsables y eficientes en el panorama actual.

En este sentido, una de las mejores prácticas consiste en perseguir objetivos cortos y medibles, evaluándolos durante los mismos sprints del proyecto. Esto posibilita la medición de las metas clave en cada etapa del plan, lo que permite conocer de forma rápida y objetiva el entorno de vigilancia y la tolerancia al riesgo.

Al desglosar las metas en hitos más pequeños y alcanzables, se facilita la medición precisa del progreso en cada etapa del plan, brindando la oportunidad de realizar ajustes y mejoras de manera ágil. Esta estrategia no solo proporciona una visión detallada y actualizada del estado del proyecto, sino que también permite una toma de decisiones informada y oportuna.

Asimismo, la capacidad de evaluar las metas clave en intervalos más frecuentes no solo optimiza el control sobre el entorno de vigilancia, sino que también mejora la gestión de la tolerancia al riesgo, ya que se pueden identificar posibles desafíos y tomar medidas correctivas de manera proactiva.

Además de constituir un desafío notable en la cultura organizacional, la importancia de la colaboración entre los equipos encargados del control interno y riesgo operacional se magnifica en un entorno en constante evolución. En este sentido, resulta imperativo que estos equipos no solo actúen como una segunda línea de defensa, sino que también desempeñen un papel proactivo en la anticipación y mitigación de posibles riesgos emergentes.

Esta colaboración integral contribuye no solo a la robustez de los controles internos, sino también a la resiliencia general de la organización frente a los desafíos del mercado y las complejidades operativas. Asimismo, el respaldo constante brindado por estos equipos especializados fomenta una mayor conciencia y responsabilidad en todas las unidades de la empresa, fortaleciendo así la cultura de gestión de riesgos de manera holística.

En la era de la transformación digital que estamos experimentando, la adaptabilidad y la flexibilidad son dos conceptos indispensables que también deben aplicarse en esta área. Al hacerlo, se podrán abordar a tiempo posibles errores en las gestiones internas, minimizando su impacto. Además, se generarán períodos más eficientes para la entrega de resultados de alto valor.

En última instancia, la capacidad de esta área para adaptarse a los cambios no solo se manifiesta en una mera supervivencia, sino también en la generación constante de valor. Al ofrecer revisiones y monitoreo continuo, no solo se facilita la toma de decisiones, sino que se establece un sólido cimiento para la innovación y el crecimiento sostenible tanto del gobierno como organización, como de otras entidades en el ámbito corporativo.

*Mauricio Alvarado, Responsable de Riesgo Operacional y Control Interno en Solunion Chile

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