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Virtualidad en la Justicia: puntos críticos a revisar en tiempos post Covid 19
En la siguiente columna, sus autores nos plantean como la virtualidad ha traído consigo avances significativos en la búsqueda de justicia, pero también ha generado desafíos complejos en cuanto al acceso a la justicia para aquellos sin medios o tecnologías y en la calidad de la percepción de la prueba y debates.
Por Diego Palomo* y Benjamín Ubilla**
La virtualidad ha transformado la forma en que interactuamos, trabajamos y hasta cómo buscamos justicia. Sin embargo, este avance tecnológico también ha traído consigo desafíos complejos, particularmente en dos áreas fundamentales: el acceso a la justicia para aquellos sin medios o tecnologías, especialmente en la tercera edad, y la calidad de la percepción de la prueba y debates en los procesos judiciales.
El primer punto crítico es el acceso a la justicia en un mundo cada vez más digital. Si bien la tecnología ha facilitado el acceso a los tribunales y agilizado ciertos procedimientos, no todos tienen las mismas oportunidades. Los ciudadanos que carecen de medios o tecnologías se enfrentan a barreras significativas para participar en procesos legales virtuales. Esto afecta especialmente a personas de la tercera edad, quienes pueden tener dificultades para adaptarse a las nuevas tecnologías o simplemente no tener acceso a ellas.
Es esencial abordar esta brecha digital y garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su edad o recursos económicos, puedan acceder a la justicia en igualdad de condiciones. Los tribunales e instituciones como el MP o DPP deben implementar alternativas para aquellos que no pueden participar en procedimientos virtuales, ya sea a través de servicios de asistencia tecnológica o facilitando formatos tradicionales de presentación de pruebas y alegatos.
El segundo punto crítico es la calidad de la percepción de la prueba y debates en entornos virtuales. La virtualidad introduce nuevos desafíos en la presentación de pruebas y la comunicación entre las partes y los jueces. La falta de contacto físico y lenguaje corporal puede dificultar la evaluación precisa de los testimonios, lo que podría influir en la toma de decisiones judiciales.
Además, la tecnología misma puede ser vulnerable a manipulaciones o problemas técnicos que afecten la integridad de las pruebas presentadas. Las partes involucradas deben tener la confianza de que el proceso virtual es seguro, confiable y garantiza una presentación adecuada de las pruebas.
Para abordar estos problemas, es crucial que los tribunales implementen medidas para mejorar la calidad de la percepción de la prueba y debates en entornos virtuales. Esto puede incluir capacitación especializada para jueces y abogados sobre cómo adaptarse al contexto virtual y cómo evaluar de manera efectiva la credibilidad de los testimonios en este contexto. Además, se deben establecer salvaguardias tecnológicas para garantizar la seguridad y autenticidad de las pruebas presentadas.
Como sea, la virtualidad ha traído consigo avances significativos en la búsqueda de justicia, pero también ha generado desafíos complejos en cuanto al acceso a la justicia para aquellos sin medios o tecnologías y en la calidad de la percepción de la prueba y debates. Es responsabilidad de los sistemas judiciales y de la sociedad en su conjunto abordar estas problemáticas y trabajar hacia un sistema de justicia virtual más inclusivo, equitativo y confiable. Solo así podremos aprovechar plenamente los beneficios que la tecnología puede ofrecer para garantizar una justicia accesible y justa para todos.
*Por Diego Palomo y **Benjamin Ubilla, Universidad de Talca.