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Desafío de Electromovilidad en Chile: ¿Qué más necesitamos?

"En la actualidad, los motivos para negar la posibilidad de transformar un auto convencional a eléctrico no la encontramos ni en la seguridad, ni en la falta de tecnología. Países como Inglaterra, Francia, Alemania y España, entre otros, permiten la conversión segura de autos diésel o a gasolina en autos eléctricos. Entonces, ¿por qué mientras en otras áreas avanzamos a pasos agigantados, en esta (tan cotidiana) nos quedamos notoriamente atrás?".

Por Mirco Hilgers *

Con bombos y platillos se anunció el mes de agosto, la generación de la primera molécula de Hidrógeno Verde para el uso de electromovilidad en Chile. Y es que Chile está comprometido con reducir sus niveles de contaminación medioambiental, abocándose a la búsqueda de alternativas de producción y consumo energético, que permitan lograr la anhelada y ambiciosa meta de carbono neutralidad para el año 2050. 

Para el mismo año, el Ministerio busca que el 70% de la energía eléctrica producida en Chile, sea en base a energías renovables. Este impulso va en la dirección correcta, si consideramos que para el año 2020, dos tercios de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero correspondían al sector energético. Sin duda, es un gran desafío.

Mirco Hilgers

Sin embargo, pareciera que algo falta en todas estas loables iniciativas, y es que nada de lo anterior se refleja en la industria automotriz y su regulación local. Actualmente la tasa de motorización es de aproximadamente, 270 automóviles por cada mil personas, es decir, un auto por cada 3,7 personas. Así, si bien, acorde a los informes mensuales de la Asociación Nacional Automotriz de Chile, las ventas de vehículos nuevos con tecnologías cero o baja emisiones van en aumento, pero no por eso podemos olvidar la enorme cantidad de autos que no cuentan con dichas tecnologías, y circulan diariamente por nuestras calles y avenidas. 

De mayor importancia aún, es que nuestros senadores y diputados no los olviden y aporten el marco legal urgente y necesario que permita materializar la idea de economía circular, reflejándose en permitir y regular la transformación de autos convencionales a eléctricos y/o híbridos. 

Transformar un vehículo convencional a eléctrico, es entre 4 y 5 veces más económico que comprar un auto eléctrico nuevo en el mercado. Por la transformación, se reduce la emisión de carbono asociada a la producción, transporte y ensamblaje de la carrocería, y además se reemplaza un auto (contaminante), por uno que no lo es, o lo es en menor medida. 

En la actualidad, los motivos para negar la posibilidad de transformar un auto convencional a eléctrico no la encontramos ni en la seguridad, ni en la falta de tecnología. Países como Inglaterra, Francia, Alemania y España, entre otros, permiten la conversión segura de autos diésel o a gasolina, a autos eléctricos. Entonces, ¿por qué mientras en otras áreas avanzamos a pasos agigantados, en esta (tan cotidiana) nos quedamos notoriamente atrás?.

Hasta hace unos años los vehículos convencionales aprovechaban un vacío legal que permitía (o más bien, no prohibía) que todos los autos anteriores a 1992 pudieran transformarse en eléctricos. Esto, hasta que el año 2019 el Ministerio de Transportes impidiera la transformación, indirectamente, por medio de una circular. ¿Entonces, por qué antes podíamos transformar y ahora no? Si el motivo está en la regulación ¿por qué no regulamos? Tenemos emprendedores con altas capacidades esperando a transformar autos que caerán en desuso; tenemos políticas que apuntan a la energía renovable y a la instalación de las infraestructuras pertinentes ¿qué más falta para regular eficientemente la posibilidad de transformación de autos convencionales a eléctricos? Vamos que se puede.

* Mirco Hilgers es Socio en Baker Mckenzie Chile. Asesora en asuntos legales relacionados con la ley minera chilena y enfoca su práctica en inversiones extranjeras y minería, asistiendo en la incorporación, el mantenimiento y el desarrollo de diversas empresas extranjeras de la industria minera y sus filiales chilenas. También cuenta con amplia experiencia y profundo conocimiento local en temas relacionados con recursos naturales, energía e infraestructura. Lidera el grupo de Medio Ambiente de la Firma en la oficina de Santiago.

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