Columnas

A democratizar el Colegio de Abogadas y Abogados

La falta de opinión e incidencia en el debate nacional, junto con la nula retroalimentación con sus asociados, ha resultado en que el número de socios se encuentre congelado hace bastantes años.

Por Rafael Ferrada*

Cuando comenzamos este camino hace cuatro años, los colegas que compartimos este proyecto llegamos a la misma conclusión: el Colegio de Abogados y abogadas está en crisis.

La falta de opinión e incidencia en el debate nacional, junto con la nula retroalimentación con sus asociados, ha resultado en que el número de socios se encuentre congelado hace bastantes años. Un ejemplo de esto es que de los casi 30.000 socios que tiene nuestro gremio, tan solo participan en las elecciones cerca de 1700, es decir, solo una cifra cercana al 6% de los afiliados que mantienen sus cuotas al día y que se interesan en ser parte de las decisiones del mismo.

Rafael Ferrada

Pese a la falta de interés, este grupo de abogadas y abogados reunidos en torno al proyecto “Todas y Todos”, ha logrado luego de décadas, la incorporación de tres consejeros progresistas, con una mirada distinta de la profesión, lo que permitió desarrollar nuevos temas en el gremio: los derechos humanos, la situación de precariedad laboral de los colegas y el rol social que tiene el abogado.

Lo anterior, es fruto del trabajo en conjunto de nuestros consejeros, los que impulsaron la entrega de títulos póstumos, que han propuesto  la colegiatura obligatoria y que durante la crisis social de 2019 desempeñaron el rol de denunciar las  violaciones a garantías fundamentales que sufrieron muchos colegas en su ejercicio, lo cual fue expuesto ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, todo ello gracias a la creación de la primera comisión de derechos humanos en la historia de ésta gremial.

Pese a esto, las críticas de los asociados y asociadas persisten y son completamente legítimas. La relación que tiene hoy el Colegio con sus afiliados sigue siendo mínima, se limita a la entrega de una revista, descuentos y la invitación a charlas jurídicas, las cuales, si bien son útiles, no generan un provecho permeable para los asociados, lo cual pone en duda la necesidad e importancia de Colegiarse.

La lista que presentamos, busca hacerse cargo de esto y dar un nuevo impulso a la mirada que instaló este grupo dentro del Colegio, pero, para poder conseguirlo es rotundamente necesario de dar un siguiente paso: democratizar el Colegio a través de la participación de sus asociados.

En la actualidad, la gobernanza del Colegio se limita a los cargos de presidente y vicepresidente, quienes son electos mediante un sistema indirecto, por 19 consejeros que son electos por cuatro años por parcialidades. Este sistema no representa la diversidad del Colegio y mucho menos su pluralismo, ya que excluye, visiones que, aunque minoritarias, suman a enriquecer el debate. Distinto ocurre en otros colegios profesionales, donde sus pares eligen a su dirección a través de un sistema directo, por ejemplo, como el Colegio Médico o el Colegio de Profesores.

En definitiva, a estas alturas la reforma a los estatutos es imperiosa para destrabar nudos antidemocráticos y será una de las primeras medidas que desde el mundo progresista instalaremos en este nuevo proceso, generando un programa de manera participativa. Me encuentro seguro que la carta de navegación de este nuevo Colegio debe hacerse con ustedes, para que, de esta manera, podamos elaborar un diagnóstico común que permita darle la fuerza perdida a nuestra organización y que nuestra voz, por fin, tenga algún significado. Nuestra sociedad avanza, que nuestro colegio avance con “Todos y Todas”.

*Rafael Ferrada Candidato al Consejo del Colegio Abogados y Abogadas de Chile por la lista Todas y Todos

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