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Más allá del Código Enigma: alfabetización tecnológica en la Era de la IA
"Comprender los límites de esta tecnología tan disruptiva es esencial para poder interactuar con sistemas inteligentes. Conocer su lado oscuro nos permitirá comprender cuándo, cómo y dónde podremos utilizarla en forma adecuada. Conocer su lado luminoso, nos habilita a aprovechar su potencial, complementando nuestras capacidades racionales y emocionales que las máquinas no tienen".
Por Sebastián C. Chumbita *
Contenido adaptado de la charla TED brindada en el evento del Día de la Innovación Legal organizado por Estado Diario en Santiago de Chile.
Imaginemos que estamos en Bletchley Park, Inglaterra en el año 1941. En una habitación llena de papeles y herramientas, un grupo de científicos, matemáticos y criptógrafos, liderados por un hombre joven pero decidido, trabajan contra reloj. Su misión es descifrar los códigos de una máquina que utiliza un ejercito. Una tarea que muchos consideran imposible.
Esta historia, es la historia de Alan Turing. Una historia de determinación e ingenio que fusionó la mente humana con la tecnología. Hoy, las personas nos enfrentamos a un desafío similar. Si bien no estamos atravesando una guerra mundial, nos encontramos batallando por comprender y adaptarnos a una nueva era: la era de la inteligencia artificial generativa.
Turing no solo confió en máquinas. Comprendió que la clave para descifrar la máquina Enigma del ejercito alemán, residía en la intersección de la tecnología y el entendimiento humano. Es decir que su enfoque no fue solo técnico, sino interdisciplinario, buscando patrones y debilidades en las operaciones humanas detrás de la máquina.
Así como hizo este joven entusiasta, tenemos que ver a la inteligencia artificial no como un reemplazo, sino como un complemento a nuestra habilidad humana inigualable para poder razonar mejor y tratar de empatizar más.
En una época de lápices y papel, este matemático soñó con máquinas que podrían pensar. Hoy, en nuestra era de computadoras, smartphones y softwares nos enfrentamos a sistemas inteligentes que simulan pensamientos en una manera muy precisa.
Porque a esta altura sabemos que la IA puede hacer más que solo procesar datos rápidamente. Puede ayudarnos a identificar patrones relevantes en material de salud, predecir enfermedades, evaluar futuras tendencias económicas, ofrecer nuevas perspectivas de gestión, producir imágenes sintéticas, traducir simultáneamente idiomas, etc.
Pero con ese gran poder viene una gran responsabilidad. La IA, al igual que cualquier herramienta, tiene que ser utilizada en forma adecuada. Por esto tenemos que preguntarnos ¿Cómo podemos usar la IA de manera que respete la ética y la dignidad humana, siguiendo el ejemplo de Turing?
Al igual que él, que enfrentó escepticismo y desafíos, también enfrentamos obstáculos propios de esta era: desde cuestiones de validación de la información, aspectos éticos, privacidad de datos, propiedad intelectual; hasta el riesgo de perder nuestro toque humano. Pero así como Turing transformó el mundo, todas las personas tenemos la oportunidad de moldearlo.
Imaginemos un mundo donde la IA no sólo nos ayude a actuar con mayor precisión, remplazando aquellas tareas mecánicas, repetitivas y estandarizadas que realizamos día a día frente a nuestras computadoras sino que nos ayude a resolver nuestras demandas con enfoques sistémicos y interdisciplinarios de modo que nos permitan actuar con empatía, involucrándonos en los problemas que tenemos y dedicándoles el tiempo que hoy no contamos.
Lógicamente, esto no es una tarea sencilla pero depende de una sola acción, la alfabetización. Comprender los límites de esta tecnología tan disruptiva es esencial para poder interactuar con sistemas inteligentes. Conocer su lado oscuro nos permitirá comprender cuándo, cómo y dónde podremos utilizarla en forma adecuada. Conocer su lado luminoso, nos habilita a aprovechar su potencial, complementando nuestras capacidades racionales y emocionales que las máquinas no tienen.
El fin de la historia ya la conocemos, Turing y su equipo lograron lo imposible: descifraron Enigma. No solo cambiaron el curso de la guerra, sino que también allanaron el camino para la era de las computadoras y, consecuentemente, el desarrollo de la inteligencia artificial.
Hoy, nos encontramos en el umbral de una nueva era. Como Turing, tenemos la oportunidad de ser estar a la vanguardia, adoptando la IA, no con temor, sino de forma responsable y con la visión de mejorar nuestro mundo.
“Podemos solo ver un poco del futuro, pero lo suficiente para darnos cuenta de que hay mucho por hacer”, supo decir y cuánta razón tuvo. Especialmente, ahora que tenemos tantos retos por delante. Estamos en un momento clave, donde la tecnología avanza a pasos agigantados y tenemos que ir al mismo ritmo para no quedarnos atrás. Lo más importante es que entendamos cómo operan estas herramientas, que aprendamos sobre ellas. El punto crítico está en la alfabetización tecnológica. Sólo con este conocimiento podremos aprovechar al máximo estas herramientas y usarlas para mejorar no sólo nuestras vidas sino también las del resto.
** Imágenes realizadas con Midjourney
* Sebastián C. Chumbita es abogado por la Universidad Católica de La Plata y Magíster en Legaltech & Gestión de la Abogacía por la Universidad de Salamanca. Se desempeña como Abogado Adscrito en la Secretaría Civil y Comercial de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, además de ser investigador del Laboratorio de Innovación e Inteligencia Artificial de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde está cargo de los proyectos de IA aplicada a la Justicia.