Columnas
¿Por qué las personas íntegras pueden tomar decisiones contrarias a la ética?
Por Martín Aylwin*
- Introducción: nuestra conducta varía según la situación en que nos encontremos.

Quiero pedirle al lector/a de esta nota que imagine una situación.
Son las 3 de la mañana, regresas de un matrimonio de uno de tus mejores amigos, eres conductor/a designado/a y no has consumido alcohol. Camino a casa te encuentras con un disco pare al llegar a una esquina. No hay autos ni personas en la intersección.
¿Te pasarías el disco PARE?
Misma situación. Son las 3 de la mañana, regresas de un matrimonio de uno de tus mejores amigos, eres conductor/a designado/a y no has consumido alcohol. Camino a casa te encuentras con un disco pare al llegar a una esquina. No hay autos ni personas en la intersección. Pero, agrego un elemento adicional, sabes que el disco PARE está ubicado en un barrio que es conocido por los asaltos a vehículos.
¿Te pasarías el disco PARE?
Misma situación. Son las 3 de la mañana, regresas de un matrimonio de uno de tus mejores amigos, eres conductor/a designado/a y no has consumido alcohol. Camino a casa te encuentras con un disco pare al llegar a una esquina. No hay autos ni personas en la intersección y sabes que es un barrio conocido por asaltos a vehículos. Pero, esta vez, hay un carabinero en el disco pare.
¿Te pasarías el disco PARE?
En este breve ejercicio: ¿contestaste que si a alguna de estas preguntas? ¿Por qué tomaste esta decisión?
En este breve artículo intentaré responder (con base en la ética conductual) a la pregunta: ¿por qué las personas íntegras puedan tomar decisiones contrarias a la ética?
2. ¿Nuestras decisiones son siempre racionales?
No es posible responder esta pregunta desde el derecho, y se hace necesario atravesar las fronteras a otros campos de conocimiento, como la sicología del comportamiento 1 Disciplina científica que estudia los procesos cognitivos, emocionales y conductuales de los individuos, con énfasis en los factores que influyen en la toma de decisiones y en la modificación de conductas observables. y ética conductual 2 Campo interdisciplinario que analiza cómo los sesgos cognitivos, factores contextuales y limitaciones psicológicas influyen en la toma de decisiones éticas, explicando por qué las personas pueden actuar de manera inconsistente con sus valores o normas morales
Durante mucho tiempo, la ciencia económica nos enseñó a creer en el “homo economicus”3 Homo economicus es un concepto teórico de la economía clásica y neoclásica que describe a un individuo idealizado que toma decisiones de manera plenamente racional, egoísta y orientada a la maximización de su utilidad personal, contando con información completa y capacidad ilimitada de análisis. Es un modelo simplificado del ser humano usado en economía para explicar comportamientos de mercado, pero que no refleja con precisión las limitaciones cognitivas y sociales de las decisiones reales. : una persona lógica, que siempre toma decisiones de manera lógica y calculada. En ética, y simplificando siglos de desarrollo, esta aplicación nos llevó a pensar que las buenas personas harán cosas buenas y las malas, cosas malas. 4 Tanto en la ética clásica como en la filosofía moral y la economía, predominó una visión simplificada y esencialista de la conducta humana. Esta lógica binaria estaba alineada con la idea del homo economicus en economía —que suponía decisiones racionales y consistentes— y con la visión de la ética aristotélica, que asociaba directamente el carácter con la conducta.
Parece simple, ¿no?
Pero la realidad es más compleja que eso. Las investigaciones de los últimos 20 años sugieren que existen razones, llamados sesgos cognitivos o puntos ciegos éticos, que hacen que nos comportemos de manera irracional. Esto quiere decir que, las personas rara vez hacen un razonamiento consciente antes de decidir si cumplen o no con la ley. Lo mismo podemos asimilar a la normativa interna.
Lo sorprendente, y a la vez desafiante, es que hasta las personas más íntegras pueden cometer actos contrarios a la ética sin darse cuenta. No por maldad, sino porque caen en lo que llama ‘puntos ciegos éticos’.
¿Qué significa esto a nivel de organizaciones?
Que un trabajador, gerente o director pueden cometer una infracción (motivados de forma subconsciente a preservar una imagen positiva de sí mismos) sin siquiera percibir el significado de las consecuencias de sus actos.
3. ¿Cuáles son las razones por las que se cometen actos contrarios a la ética o las leyes?
La disciplina de la ética conductual nos muestra tres explicaciones para comprender por qué las personas toman decisiones contrarias a la ética.
A. La infracción deliberada
Esta es la explicación más fácil de entender: el infractor realiza un proceso cognitivo deliberado. Decide no cumplir con la ley, porque el beneficio es superior al costo que implica infringirla o porque considera que dicha ley no merece ser obedecida.
Hay una racionalidad: el infractor sopesa diferentes opciones y decide.
Ejemplo: un gerente que decide pagar un soborno porque sabe que el contrato que se adjudicará por ese soborno le dejará millones, mucho más de lo que arriesga si lo descubren.
Este tipo de mala conducta no explica la mayoría de los casos. Hay situaciones, como la infracción autojustificada y autoengañada, que analizaremos a continuación, en donde el proceso cognitivo no es deliberado.
B. La infracción autojustificada
En este caso existe razonamiento ético, pero está sesgado.
La persona sabe que hay un dilema, pero su propio interés distorsiona la evaluación. Aquí el dilema moral existe, pero la persona se lo explica de un modo que la tranquiliza.
Las investigaciones muestran que las personas encuentran más fácil mentir y engañar cuando pueden justificar su acción como beneficiosa para otros, y no para sí mismas.
Esta tendencia tiene consecuencias devastadoras en el contexto de las empresas. La ética conductual ha mostrado que las conductas anti éticas son más usuales cuando las personas dicen actuar a nombre de la empresa y no por motivos personales. (Kouchaki, 2013).
C. La infracción autoengañada
Este es el nivel más profundo y peligroso: las personas ni siquiera reconocen que hay un dilema ético.
El interés propio actúa como un filtro que nos hace “ver” solo lo que nos conviene. Ignoramos hechos incómodos y destacamos los que nos permiten mantener intacta la idea de que somos personas correctas.
Así, se ha demostrado que los procesos de razonamiento no son completamente objetivos, sino que las personas ven las cosas de una manera diferente según le sirva a sus intereses. (Balcetis y Dunning, 2006).
Las investigaciones indican que la falta de conciencia autoengañada es más común en situaciones en las que la identidad de las víctimas específicas es menos clara para los infractores.
4. ¿Qué podemos hacer desde compliance para solucionarlo?
Cuando la conducta infractora es totalmente deliberada, la sanción tradicional puede funcionar, ya que podemos fijar sanciones que sean más gravosas que el beneficio causado. Y en eso, el nuevo esquema implementado por la Ley de Delitos Económicos, que se caracteriza por un régimen sancionatorio más robusto, es muy relevante para prevenir este tipo de infracciones.
Pero cuando el problema es la autojustificación o autoengaño, las multas y las penas no son suficientes.
Necesitamos introducir herramientas para mejorar la deliberación ética (esto es, forzando una racionalización de las personas), evitando que las personas ignoren los dilemas morales.
Estas son algunos de los “nudges” 5 Intervención sutil en la arquitectura de decisiones que modifica el contexto en que las personas eligen, orientando su conducta hacia opciones deseables sin restringir su libertad de elección ni alterar significativamente los incentivos económicos. (intervenciones/empujones en su traducción al español) que podemos utilizar y de los que hay evidencia que permiten reducir los sesgos o puntos ciegos:
- Reducir la ambigüedad en la normativa interna. Las normas ambiguas son más fáciles de ignorar que las normas que no lo son (Feldman y Smith, 2014). Por lo tanto, debemos trabajar en crear normativas simples de entender, y que sean claras y precisas.
- Convertir información en un incentivo. Las personas respetan más las normas cuando saben que un número importante de las personas también las cumplen. Por lo tanto, podemos usar información para informar a la organización de dichas conductas. Por ejemplo decir: “El 100% de los trabajadores completó el año anterior el formulario de conflicto de interés”
- Recordatorios éticos: El problema, como vimos, es que las personas no siempre toman decisiones racionales. La idea es recordar o llamar la atención de las personas en momentos cruciales en la toma de decisiones. Se ha demostrado que las personas que firman una declaración de integridad antes de completar un formulario cometen menos infracciones que hacerlo al final.
- Arquitectura de la elección: Si el riesgo es que las personas tomen decisiones sin racionalizarlas, lo que debemos hacer es impulsar que racionalicen sus decisiones. Una forma de hacerlo sería una preselección en los formularios que seleccione la opción que requiere ser justificada (ej.: SI), lo que obligaría a las personas a analizar con más detalle sus respuestas.
- Intervención de espacios: Los estudios demuestran que las personas que se encuentran más satisfechas con su trabajo son más éticas. Mejorar el diseño de las áreas comunes, espacios de conversación y de trabajo ayuda a ese sentido.
5. Conclusión
Tras esta breve revisión de la ciencia tras la ética conductal, podemos comprobar que:
- A veces actuamos mal porque decidimos hacerlo.
- Otras, porque nos convencemos de que está bien.
- Y muchas, porque ni siquiera vemos el dilema frente a nosotros.
Los actos antiéticos no suelen venir de malas personas, sino de personas usuales, e incluso éticas, con sesgos y puntos ciegos que todos tenemos.
Esto conecta directamente con el dilema que les planteé al inicio de este artículo: un acto tan cotidiano como decidir si detenerse o no frente a un disco PARE puede transformarse por completo cuando cambian las circunstancias. Basta con añadir un detalle (como el miedo de atravesar un barrio peligroso) para que lo racional empiece a difuminarse en cada situación.
Si quienes hacemos del compliance nuestra profesión fuimos víctimas de los puntos ciegos éticos. ¿Qué podemos esperar de quienes no tienen estas herramientas?
Por Martin Aylwin, Abogado Aylwin Matta. Socio del área de Compliance en Aylwin Matta. Abogado y Master en Derecho por la Universidad de Melbourne. Profesor de postgrado en compliance y temas ambientales en la Universidad del Desarrollo, Universidad de Chile y Pontificia Universidad Católica de Chile.




