Columnas
Malos entendidos en lo laboral
En los últimos dos años (quizás influidos por la pandemia) la cantidad de denuncias por acoso laboral y sexual ha crecido en las empresas.
Por: Sebastián Parga*
Las nuevas tecnologías para comunicarnos en el trabajo imponen un desafiante escenario de empatía entre trabajadores y jefaturas. Actualmente en el mundo laboral se exigen reglas claras y objetivos definidos, que las relaciones laborales sean más horizontales y que ser jefatura no sea sinónimo de jerarquía, sino de liderazgo que permita potenciar las habilidades y desarrollo profesional de sus empleados.
Sin embargo, en los últimos dos años (quizás influidos por la pandemia) la cantidad de denuncias por acoso laboral y sexual ha crecido en las empresas. Muchas de ellas se sustentan en conversaciones y audios de WhatsApp. Convengamos que este tipo de conversación es rápido, muchas veces poco premeditado, y bastante impulsivo, sin que exista una forma predeterminada de diálogo, y donde el sentido de la conversación muchas veces da para interpretaciones.
Cabe preguntarse. ¿Por qué una jefatura tiene diálogos que no son propios de una relación laboral con sus compañeros y compañeras de trabajo? Es este, quizás, el tema más de fondo, ya que muchas veces no se utilizan las herramientas necesarias para diferenciar entre la cercanía en las relaciones laborales con el trato en las relaciones personales como la amistad y las relaciones extra laborales en general. La búsqueda y exigencia a las jefaturas de ser un motor de empuje, ánimo y dinamismo puede traspasar la delgada línea que existe entre una relación laboral, con los del diálogos y el vocabulario que se dan entre amigos. La “chispeza” y la broma que en algunos ámbitos puede ser genial, en otros puede ser una torpeza de mal gusto.
Es así como a diario vemos cómo en los grupos de chat, correos electrónicos y todo tipo de mensajería que se envía en el contexto laboral están muy lejos de diálogos laborales, confundiendo la amistad y el amiguismo con la actitud cercana de una jefatura líder. Formas, preguntas e incluso opiniones, totalmente fuera de lugar. Y lo que es más grave, el momento de terminar con esa forma de tratarse, pasa a ser un momento difícil que muchos prefieren no afrontar por miedo a ser calificado como “autocráticos” o -por lo menos- “graves”, lo que dista mucho de la romántica idea de líder que vemos en los libros.
Cuando las relaciones de amistad y actividad laboral se transforman en una sola cosa, se generan malos entendidos, lo que en ciertos casos se interpreta como acoso de diversos tipos o, algunas veces, pese a serlo, no es entendido de esa forma por algunos de los participantes. Este es el gran desafío 2.0 de las comunicaciones interpersonales en el trabajo y creo que –a pesar – de ser un tema importante no se toma con la debida atención por las empresas, y no se otorga a las jefaturas herramientas de capacitación y aprendizaje en estas temáticas.
Es así como el año laboral que comienza es una buena oportunidad para cuestionarnos la importancia que le damos a este tema y obtener mejores y más robustos ambientes de trabajo. Plantearse estas temáticas hacen que trabajadores y jefaturas conozcan los límites. Conocer las reglas del juego permite a todos los involucrados saber qué es lo que está permitido y lo que no, con la tranquilidad de que ello conlleva para todos.
Sebastián Parga* Abogado. Parga, Montes, Vasseur, Laborales