Acuerdo de Asociación Unión Europea-Chile actualizado: La sustentabilidad adquiere protagonismo

Por Andrea Lucas Garin*; Eduardo Cornejo** y Natalia Silva***

En el imaginario del comercio internacional siempre la Unión Europea se ha erigido como un socio comprometido con el medio ambiente, hoy esto es una realidad en el Acuerdo actualizado que Chile ha firmado con un socio comercial relevante como es la Unión Europea. El texto en proceso de aprobación por parte de los Estados Europeos, ha incluido un especial Capítulo 26 dedicado al Comercio y al Desarrollo Sustentable.

Si bien el énfasis que se ha dado a este Acuerdo con la Unión Europea es que para Chile conllevan beneficios de carácter económico, tales como la baja arancelaria casi total a las importaciones y que lo que se espera es que aumenten sustancialmente las exportaciones a nuestro país, debido a que la UE es el primer inversionista regional y es el tercer socio comercial de Chile, eso no es lo más interesante e innovador de este acuerdo, sino que trae consigo perspectivas ecológicas y sociales de carácter conservativas y facilitadoras entre los pactantes para desarrollar estas perspectivas.

Esta actualización de un tratado comercial importante para Chile llega veinte años después; desde la perspectiva ambiental, la necesidad de que un Estado como Chile avance en la protección de su patrimonio ambiental para asegurar así poder seguir participando del acceso a un mercado europeo cada vez más comprometido con el cuidado del planeta, se vuelve muy evidente.

Parece importante destacar lo beneficioso que es para Chile el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea ya que en distintos puntos se insta a las partes a avanzar en leyes y a establecer garantías con el fin de resguardar el medioambiente y las condiciones laborales, lo que es importante para Chile, que a pesar de encontrarse en una buena situación con respecto a los demás países de la región, no logra suplir las múltiples necesidades que se están generado debido a la crisis climática (por mencionar una sola problemática ambiental actual).

Es por esta razón que es imperante abordar los temas ambientales, en especial, con nuevas perspectivas que concreten a futuro, la regulación y transparencia que busca este acuerdo comercial. Desde el punto de vista ecológico, el Acuerdo considera que el comercio debe asumir miradas conservativas de la flora y fauna, incluyendo medidas de cooperación en cuanto al comercio ilegal de aves y especies protegidas. Además, sobre la acuicultura y pesca propone un actuar con mesura sobre los sistemas biológicos, teniendo en cuenta sus aspectos económicos, sociales y ambientales, con medidas de conservación que eviten el impacto negativo de la pesca desenfrenada.

En el punto de vista social, encontramos medidas que incorporan el mantenimiento, preservación y respeto de las prácticas de las comunidades indígenas y locales, en relación con la diversidad biológica; también busca fortalecer la legislación laboral, promoviendo la inserción de los jóvenes en el comercio, la igualdad de género, la eliminación del trabajo forzoso y abolición efectiva del trabajo infantil y el respeto de los principios internacionales reconocidos en materia laboral.

Es trascendental cómo en el acuerdo se enfatiza constantemente en que el comercio sea en base al desarrollo sustentable, ya que si se logra avanzar en base al acuerdo, éste podrá utilizarse como marco para posibles nuevos tratados con los demás países de la región latinoamericana, contribuyendo en la mejora tanto de las condiciones laborales como en las políticas para la protección del medioambiente.

Así, las implicancias de este Acuerdo de Asociación van mucho más allá que Chile, Mercosur está planeando retomar las negociaciones con el bloque europeo, es de prever que el modelo para nuestra región de acuerdo comercial siga los pasos del negociado con Chile, por lo que esto convierte a este Acuerdo un objeto de atención y estudio a profundizar.

Por Andrea Lucas Garin* Directora del Instituto de Investigación en Derecho y estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chile; Eduardo Cornejo** y Natalia Silva***, participantes del Programa de Vinculación de Investigación con Pregrado (VIP 2022/23).