Columnas
Elecciones en el Colegio de Abogados
"La forzosa conclusión es que ser parte del Colegio de Abogados no atrae, no interesa y no mueve a los profesionales. ¿Las razones de ello? Esa es la gran pregunta que, tal vez, estas elecciones comiencen a resolver".
Por Esteban Vilchez
El Colegio de Abogados de Chile, creado el 19 de marzo de 1925, se encuentra en pleno periodo eleccionario, entre los días 4 y 6 de junio de 2019. Especialmente interesante es el hecho de que en estas elecciones tendrá un efecto concreto la reciente modificación estatutaria que garantiza una mayor participación de las mujeres en la dirección del Colegio. Igualmente, se presentan listas que se vinculan con lo que podría denominarse “progresismo”, como son las listas “Todas y todos” y “Libertades Públicas”.
¿Cuál es, sin embargo, el real impacto de estas elecciones? Sabemos que hasta 1981 la afiliación al Colegio era obligatoria, deviniendo en voluntaria a contar de entonces.
Históricamente, al menos en el periodo de dictadura militar, la labor del Colegio de Abogados no fue especialmente notable ni digna de recuerdo. Más aún, favoreció el golpe de Estado y, una vez producido, en palabras de su entonces presidente, el abogado Alejandro Silva Bascuñán, declaró su “patriótica adhesión al nuevo gobierno”, que, como ya está fuera de discusión, se caracterizó por violar los derechos humanos de los chilenos de manera gravísima.
Silva Bascuñan posteriormente formó parte de la Comisión Ortúzar para los estudios de la Nueva Constitución, que no fue precisamente un modelo de respeto a la democracia y los derechos ciudadanos.
El saldo en defensa de la justicia o los derechos humanos, de la democracia y de los valores queda, pues, muy al debe en la historia del Colegio, salvo presidencias como la de don Raúl Rettig (1982-1987), por mencionar un caso excepcional. Elevar, en estas condiciones, un discurso según el cual la ética es casi un patrimonio exclusivo de quienes están colegiados resulta soberbio, poco creíble y, por sobre todo, poco atrayente si se quiere contar con nuevos afiliados.
En la actualidad, el Colegio de Abogados tiene unos 4.000 abogados y abogadas. Para tener una idea, solo en el año 2018, se titularon 4.171 profesionales. Tal como lo señaló a La Tercera su actual presidente, don Arturo Alessandri Cohn, en una entrevista el domingo 3 de junio de 2018 (https://bit.ly/2WmVv8P), se estima que el Colegio reúne en sus filas entre un 8 y un 10% de los profesionales activos del país.
Puede ser doloroso reconocerlo, pero la representatividad del Colegio es notablemente escasa, si apenas participa en él un 10% de quienes podrían hacerlo.
La forzosa conclusión es que ser parte del Colegio de Abogados no atrae, no interesa y no mueve a los profesionales. ¿Las razones de ello? Esa es la gran pregunta que, tal vez, estas elecciones comiencen a resolver.
Las nuevas listas en competencia buscan, al parecer, revertir esta situación, poner en jaque la identificación del Colegio con élites alejadas de los problemas de los abogados y abogadas del país que no pertenecen a los grandes estudios jurídicos santiaguinos y otorgar frescura a un pasado que requiere una profunda revisión, precisamente desde la ética y el compromiso con el derecho y, en particular, con los derechos humanos.
Parte del problema del escaso atractivo del Colegio se relaciona con la falta de respuesta ante las necesidades de los abogados de regiones, habitualmente muy desoídos y desatendidos. Las jóvenes generaciones de abogados esperan propuestas que sintonicen con las nuevas formas de entender y ejercer la profesión. Los abogados y abogadas que no pertenecen a estudios jurídicos tradicionales y que ejercen de modo independiente requieren sentir al Colegio como una organización que los considere.
¿Qué traerán estas elecciones para el Colegio de Abogados? ¿Más igualdad, más participación femenina, más compromiso con el derecho, más encanto para los jóvenes? Eso está por verse. Ud., colegiado y colegiada, es quien decide.