Columnas
IFE Laboral: Improvisación
"Si bien la medida planteada por el gobierno parece ser un buen comienzo para incentivar los empleos formales, deja una desagradable sensación de inconsistencia y de improvisación. No existe, hasta el momento, ningún criterio explícito para que una persona pueda percibir ya sea uno u otro beneficio, ya sea ambos. De hecho, si se cumplen los requisitos para obtenerlos, entonces, se pueden percibir todos ellos, sin mediar ni un estudio detallado de la emergencia efectiva que el grupo familiar en cuestión está enfrentando y que la medida pretende contrarrestar".
Por Rosario Ramos *
Mucho se ha oído hablar de la escasez de mano de obra en los diversos sectores económicos y su relación con la obtención de beneficios estatales, sobre todo, con la obtención del IFE Universal. Entre varios argumentos que explicarían este impacto sobre el empleo, recogemos aquél que menciona que las personas no trabajan pues temen perder los beneficios que entrega. En el hecho, el IFE Universal es una medida, en general, aplaudida, pues ha ayudado a un gran sector de la población a aminorar la merma de ingresos que ha producido la pandemia.
Así, tomando en cuenta las críticas formuladas sobre el IFE Universal y sus implicancias laborales, o bien, con la mera intención de aumentar el trabajo formal, la semana pasada, el gobierno anunció la creación de un nuevo IFE Laboral.
Esta medida buscaría motivar la búsqueda de oportunidades laborales y la generación de nuevos empleos formales, cuestión que, de buenas a primeras, resulta beneficioso para toda la población. Sin embargo, en este anuncio se han introducido precisiones en cuanto a la compatibilidad del beneficio con otras ayudas estatales. En efecto, el nuevo IFE Laboral es acorde con el IFE Universal, el Ingreso Mínimo Garantizado y el Bono Trabajo Mujer, entre otros.
De esta forma, si bien la medida planteada por el gobierno parece ser un buen comienzo para incentivar los empleos formales, deja una desagradable sensación de inconsistencia y de improvisación. No existe, hasta el momento, ningún criterio explícito para que una persona pueda percibir ya sea uno u otro beneficio, ya sea ambos. De hecho, si se cumplen los requisitos para obtenerlos, entonces, se pueden percibir todos ellos, sin mediar ni un estudio detallado de la emergencia efectiva que el grupo familiar en cuestión está enfrentando y que la medida pretende contrarrestar.
Si la intención tras todas estas ayudas estatales es que las familias mitiguen los efectos económicos de la pandemia, ¿por qué se hace compatible con tantas otras ayudas sin un criterio diferenciador? Parece ser que las medidas anunciadas apuntan más bien al fin político de un gobierno antes que a una medida basada sobre el estudio, análisis y planificación, que es viable en el tiempo y que permite ayudar a las personas efectivamente afectadas por la pandemia.
Por lo demás, el otorgamiento de estos beneficios provoca dudas acerca de su eficacia para cumplir su objetivo, sin respuestas. A simple vista, una persona podría buscar un trabajo de medio tiempo, con el sólo ánimo de recibir el IFE Laboral y recibir, además de este, el IFE Universal. De ser así, podría llegar incluso a percibir un monto de dinero mayor al que recibiría de trabajar con una jornada a tiempo completo. Luego, en otro escenario, podemos presenciar el caso de aquellos que encuentran trabajo y perciben igual o mayores ingresos que antes de la pandemia. ¿Se condice realmente esta situación con la necesidad de una ayuda económica estatal frente a la emergencia? Pareciera que no.
Por si esto fuera poco, el reporte del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC, da cuenta a principios de agosto de la creación de 462 mil nuevos puestos de trabajo. Así, lo esgrimido por el gobierno no logra asidero en los hechos, quedando aún más de manifiesto la inconsistencia de las medidas propuestas y su falta de análisis.
No se debería olvidar que tanto el IFE Universal como el IFE Laboral deben ser ayudas provisorias. Por ello, es relevante que los beneficios se otorguen con un estudio efectivo de las necesidades actuales y con una planificación de estas hacia el futuro. De lo contrario ¿qué va a pasar cuando ya no sean viables estas ayudas en el tiempo? ¿Seguiremos comprometiendo el patrimonio estatal a destajo?
* Rosario Ramos es Abogada asociada en Canales Parga Abogados Laborales.