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¿Debería interesarme en el legaltech?

"Como en cualquier otro sector, la creciente competencia reducirá la eficiencia del mercado. La buena noticia es que el ecosistema jurídico tiene muchas ineficiencias que desaparecerán con el tiempo. La sociedad se beneficiará de este efecto, dado que el ecosistema legal impacta transversalmente en el bienestar de la sociedad. La mala noticia es que en el nuevo contexto se requiere una transformación sustancial entre los abogados, quizá la mayor hasta la fecha".

Por Mariano Werner *

El creciente interés de los abogados latinoamericanos por el legaltech no es una casualidad, una moda o una consecuencia de la pandemia. 

Hay razones fundamentales que nos llevan a creer que el legaltech no sólo está aquí para quedarse, sino que somos testigos del inicio de una nueva era en la tecnología en el mundo legal será más relevante.

Si la tecnología es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?

Vivimos en un mundo cada vez más complejo. En el caso de los juristas, es una competencia cada vez mayor. Lo vemos de forma holística: desde la captación de clientes hasta la fidelización y la facturación. 

Empezamos a oír frases impensables, como por ejemplo, “por favor, no me asigne un abogado junior. No quiero pagar para que aprendan conmigo”; “por favor, facilite más detalles sobre las horas que factura”. Estas son más recurrentes. Los clientes están empoderados y ahora tienen más opciones para elegir. 

Mariano Werner

Hay un fenómeno simple y perceptible en evolución: el número de profesionales del derecho está creciendo significativamente. Los letrados por habitante se han duplicado en los últimos 15 años, y hoy hay tantos estudiantes en las universidades como el número total de juristas en el ecosistema. En un futuro plausible, esta tendencia seguirá al alza.

Como en cualquier otro sector, la creciente competencia reducirá la eficiencia del mercado. La buena noticia es que el ecosistema jurídico tiene muchas ineficiencias que desaparecerán con el tiempo. La sociedad se beneficiará de este efecto, dado que el ecosistema legal impacta transversalmente en el bienestar de la sociedad. 

La mala noticia es que en el nuevo contexto se requiere una transformación sustancial entre los abogados, quizá la mayor hasta la fecha. 

Es aquí donde la tecnología se convierte en la respuesta.

Transformar… ¿en qué áreas?

No toda la tecnología será la respuesta. Para que sea una respuesta adecuada, tiene que convertirse en un facilitador y acelerar una transformación. ¿En qué?

Hay tres áreas potenciales en las que, como abogados, tenemos que subir el listón. Tres áreas en las que existen ineficiencias sustanciales que representan un gran coste para nuestras sociedades. 

  • Centrarse en el valor. Para ser abogados, estudiamos durante muchos años. Para adquirir experiencia, trabajamos muchas horas. Somos profesionales cualificados. Sin embargo, gran parte de nuestro día a día se dedica a actividades de muy escaso valor añadido. Acudir a los tribunales, escribir guiones repetitivos y perder tiempo cargando horas, por nombrar algunas. Realizamos múltiples actividades que serán automatizadas o al menos semiautomatizadas. Tenemos que reducir el tiempo que dedicamos a este tipo de actividades y aumentar las que nos distinguen como profesionales: criterio jurídico, consultoría profesional y diseño estratégico. 
  • Empresas centradas en el cliente. Cuando estudié para dedicarme a esta carrera no tuve ni una sola clase para aprender las herramientas necesarias para captar, y gestionar clientes. Esto no ha cambiado con el tiempo, y hoy en día, las facultades de derecho no se centran en absoluto en esta materia. Un jurista habla en su complejo lenguaje para su cliente y se centra en los riesgos. Se pierde el listón en cosas sencillas: es casi imposible reservar una hora con un abogado. Hay una expresión común en marketing: el cliente no quiere un taladro, quiere un agujero. El sector jurídico aún tiene que adoptarla.
  • Capacidad de gestión. A medida que avanzamos en nuestras carreras, nuestro papel como abogados tiene que crecer hacia la gestión. Dirigimos bufetes y departamentos corporativos, pero no siempre tenemos la capacidad de hacerlo. Muchos profesionales del derecho no están familiarizados con conceptos como la rentabilidad del cliente, el uso de indicadores clave de rendimiento, la optimización de procesos, etcétera. Cada una de estas eficiencias tiene un alto coste. La universidad no te prepara para ello. En un mundo competitivo, es imperativo tener un servicio de primera clase. 

Como he dicho antes, no toda la tecnología es útil. Sin embargo, al mismo tiempo, una tecnología sencilla y sin fricciones bastará para tener un gran impacto en el ecosistema. Para empezar, no necesitamos que el aprendizaje sea automático, ni tampoco de inteligencia artificial, basta con que la tecnología nos ayude a reducir el tiempo en tareas de poco valor agregado, a adquirir y gestionar clientes y con la gestión de procesos generales, eso sin duda será ya un gran paso.

¿Por dónde empezar?

He mencionado que el mundo es cada día más competitivo y que ello ayudará a disminuir las ineficiencias. Hay múltiples fuentes de dónde provienen las mismas y donde la tecnología sin duda puede ayudar. ¿Cómo podemos ir un paso por delante?

El primer paso es realizar un diagnóstico bidimensional. La primera dimensión es el departamento corporativo o el bufete de abogados. ¿Qué estamos haciendo bien? ¿Dónde podemos mejorar? ¿En qué categorías estoy ejecutando tareas repetitivas? ¿Qué opinan los clientes de mi servicio? ¿Qué indicadores de rendimiento tengo de mi negocio? ¿En qué medida son útiles para revelar ideas?

La segunda dimensión es una auto retrospectiva: ¿qué habilidades necesito desarrollar para las próximas tendencias? ¿Cuáles tengo? ¿Cuáles puedo mejorar?.

A continuación, hay que elaborar un plan. ¿Qué lagunas cerraré primero y cuáles después? ¿Cómo colmar las lagunas? Las opciones son siempre limitadas: rediseñar procesos, contratar expertos, generar conocimientos especializados o implantar tecnologías.

El tercer paso es la aplicaciónla ejecución del plan. Tiene que ser un esfuerzo continuo. Un día a la vez.Aquí es donde ganamos. Tiene que ser un esfuerzo continuo. Un día cada vez.

El cuarto paso, y permanente, es iterar. El reto continúa. El listón sigue subiendo con la competencia y seguirá subiendo. Las normas seguirán cambiando y la tecnología mejorará.

Abogados que son más abogados

El panorama es desafiante pero factible. Hay más competencia, pero también más herramientas.

Ir al juzgado, trabajar muchas horas y tener papeles físicos no definen a un abogado. El asesoramiento reflexivo y preciso es lo que nos convierte en abogados.

Los cambios pueden asustar, pero el futuro es brillante: minimizar las ineficiencias nos permitirá ser mejores abogados. Abracemos el lado más atractivo de nuestra carrera profesional y reduzcamos las tareas manuales operativas.

Se trata de un cambio inevitable con un futuro brillante. ¿Por qué debemos esperar?

Mariano Werner es CEO de Lemontech, empresa del fondo Accel KKR especializada en SaaS para abogados. Abogado por la Universidad de Buenos Aires, MBA por la Universidad de Stanford. Su trayectoria de más de 15 años la ha construido colaborando como abogado, consultor y gestor de negocios B2B para prestigiosas firmas en Estados Unidos de América, Argentina y Chile.

Previo a su incorporación a Lemontech en 2019, se desempeñó como Socio de Matrix Consulting y Gerente División Salud a cargo de todo el B2B en Chile para Socofar, la plataforma regional de farmacias de FEMSA. Desde 2015 ha sido mentor en Endeavor y ha combinado esta práctica con la labor docente, pues se ha desempeñado como catedrático de diversas asignaturas en la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile.

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