Columnas
Innovando en la formación del Derecho
"En Latinoamérica se debe avanzar hacia una mirada del siglo XXI y generar cambios en las facultades de Derecho para que entreguen a los alumnos las competencias...".
Andrés Pumarino
El avance de la tecnología es un campo que no es ajeno al Derecho. El sector de las carreras STEM —acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics— ha permitido comprender que las disciplinas se relacionan entre sí, de modo global, pero con foco en la innovación y la investigación, cubriendo una necesidad patente tanto para los países como para las empresas.
La formación jurídica debe considerar una mirada multidisciplinar para los abogados, en un contexto muy exigente. Son varias escuelas de Derecho en el mundo las que ya están adaptando sus currículos para ofrecer a los estudiantes nuevos horizontes.
Conceptos como smartcontracts, blockchain, inteligencia artificial y learning machine comienzan a ser utilizados frecuentemente en negociaciones y proyectos, sin importar si se trata de startups o de grandes empresas. Las facultades de Derecho en Chile y en Latinoamérica deben avanzar hacia la innovación generando cursos y programas de especialización, tendientes a entregar nuevas competencias para hacer frente a este nuevo entorno.
En EE.UU. se midieron más de 200 facultades para identificar cuán preparadas están para formar a los futuros abogados, de modo que puedan prestar sus servicios en el entorno que estamos mencionando. Se identificó así que las instituciones entregan cursos que hacen referencia a leyes y su vinculación con la tecnología y, por otra parte, también hay programas que relacionan los servicios jurídicos con las formas y metodologías que comienzan a ofrecer las tecnologías de la información.
En Latinoamérica se debe avanzar hacia una mirada del siglo XXI se deben generar cambios en las facultades de derecho para que entreguen a los alumnos las competencias entendiendo este concepto como el conjunto de habilidades, destrezas y actitudes que deben tener los estudiantes de derecho para hacer frente a un entorno tan cambiante en la forma de cómo se trabaja.
Si tomamos algunos ejemplos, veremos cómo la Escuela de derecho de la Universidad de Stanford ha lanzado CodeX, un centro especializado en Legaltech, cuyo objeto es incubar las sociedades lanzadas por estudiantes de Derecho, o el reconocido Berkman Center, de la Universidad de Harvard.
En Latinoamérica hemos visto algunas iniciativas que tratan de generar un espacio de conversación y de análisis en estas materias, como por ejemplo, el proyecto Alfa Redi o la Académica mexicana de derecho informático.
Todos ellos se han ido especializando en el concepto de Legaltech —voz anglosajona que acorta “Legal Technology”— y que hace referencia al uso de la tecnología y del software para ofrecer servicios jurídicos, acorde a las necesidades de los clientes en el entorno de la sociedad de la información.
Claro que no es fácil hacer frente a estos cambios en un sector muy tradicional y que aún no se da cuenta de los grandes cambios que están viviendo las organizaciones, especialmente cuando conceptos como “transformación digital” comienzan a ser parte de las empresas en el día a día. Se necesita preparar a los abogados para estos cambios y entregar competencias para la gestión del conocimiento, saber trabajar en la gestión de procesos de negocio (en inglés, Business Process Management o B.P.M.) —disciplina de gestión compuesta de metodologías y tecnologías—, cuyo objetivo es mejorar el desempeño (eficiencia y eficacia) y la optimización de los procesos de negocio de una organización, desarrollar el liderazgo, trabajar con datos, conocimiento de derecho informático, competencias digitales, ciberseguridad, entre otras habilidades.
