Columnas
Especial 8M | Hola, soy Carmina y soy lesbiana
En el marco de una nueva conmemoración del Día de la Mujer, la abogada Carmina Vásquez se hace parte del Especial 8M de EstadoDiario, un espacio en el que abogadas y profesionales relacionadas al mundo legal escriben sobre la participación de mujeres en sus respectivas áreas, y revisando el estado actual de diversos ámbitos del derecho y su práctica.
Por Carmina Vásquez*.
Siempre que puedo me presento ante las personas con mi nombre y mi orientación sexual, Hola, soy Carmina y soy lesbiana. Muchas veces me han preguntado por qué lo hago, incluso en reuniones de abogados, en contextos académicos o en el mismo Colegio de Abogados, los colegas se sorprenden, algunos parecen ofendidos y otros más desenfadados me han preguntado por qué lo hago – a nadie le importa que seas lesbiana, o ese no es el tema aquí – me han reclamado, pero que para ellos no sea tema no significa que para mí o para otras no lo sea, alguien tiene que ponerlo como tema y ese alguien puedo ser yo.

La comunidad LGBTIQA+ continua con pocos o casi nulos referentes en el mundo del derecho, puede que se sospeche de, o haya rumores sobre quién, pero personas visibles faltan siempre. Por eso “Atala Riffo y niñas v/s Chile” el año 2012 fue un hito para todas quienes pensábamos que así podía ser nuestra vida, para lo bueno y para lo malo, podría haber cuestionamiento de tus pares e incluso podrías perder lo que más querías, tu tiempo con tus hijas y el apoyo de tu trabajo, pero la justicia había prevalecido y finalmente había ganado, los organismos internacionales funcionaban y la Comunidad podía sentirse protegida, aunque sea por la Corte Interamericana.
Fue la misma la que nos dio las directrices como país al señalar: la orientación sexual de una persona también se encuentra ligada al concepto de libertad y la posibilidad de todo ser humano de auto-determinarse y escoger libremente las opciones y circunstancias que le dan sentido a su existencia, conforme a sus propias opciones y convicciones. Esto significaría que para el completo desarrollo de la vida de una persona su orientación sexual es esencial. Al negársele entonces el derecho básico a una persona a “ser” y expresar en cualquier ámbito de su vida, y más, uno tan importante como el de su ámbito laboral en la que pasamos la mayor parte del tiempo coartaría de forma dramática nuestro derecho de autodeterminación.
Luego de esto, como lesbianas miembros de una comunidad vimos una apertura por parte de tribunales y nos sentimos más cómodas para hablarlo directamente, sin embargo, nuevamente vimos la discriminación hacia las mujeres lesbianas con otro caso emblemático, que debió ventilarse en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el de Sandra Cecilia Pavez Pavez, quien era profesora de religión en un colegio público desde hacía más de 22 años, el 25 de julio de 2007 la Vicaría para la educación del Obispado de San Bernardo revocó su certificado de idoneidad para ejercer como profesora de religión, por lo que quedo inhabilitada para ejercer la docencia, esto debido a su orientación sexual. Es necesario señalar, que antes del 2007 Sandra habría recibido 12 certificaciones de ese tipo y que el año 2007 no se le extendió y fue cesada en sus funciones pues la diócesis se enteró que era lesbiana y tenía una pareja mujer.
En el año 2022, por el CASO PAVEZ PAVEZ VS. CHILE, como Estado fuimos nuevamente condenados por violación al derecho humano a la igualdad y no discriminación, a los derechos a la libertad personal, a la vida privada, y al trabajo; y violación de los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial.
Chile, como Estado se encuentra en la mira por el incumplimiento constante de la protección de los derechos de la comunidad LGBITQ+ y especialmente de las mujeres lesbianas, parece ser que no aprendemos de nuestros errores. Esto debido principalmente porque nuestra legislación no tiene una coherencia propia para sustentar y regular los derechos de las lesbianas, lo que nos lleva inevitablemente a seguir en el closet laboral. Esto a pesar de que al interpretar correctamente los tratados internacionales podríamos tener un marco legislativo para actuar y crear políticas públicas en las que se reconozca como un derecho el poder acceder a un trabajo digno viviendo libremente nuestra orientación sexual.
Pienso que no solo es importante la visibilización, sino que a estas alturas imprescindible. – Sí Juan – tu abogada es lesbiana, seguro que hay muchos más que aún no están en un puesto de privilegios como yo para decirlo, puede ser el señor que te vende el pan, tu psicóloga o tu doctor de confianza, y Sí, no debería ser importante decirlo, pero aún lo es, sobre todo si alguien puede verse reflejada en quienes nos visibilizamos y darle la fuerza para vivir su vida de forma libre y plena. Es un derecho humano.
*Por Carmina Vásquez. Abogada UChile, Diplomada en Derechos Humanos, Diversidad Sexual, Identidad de Género y Políticas Públicas. Activista lesbofeminista.