Columnas

Mujeres inventoras y brechas de género

"Como bien lo ha señalado la OMPI en sus múltiples trabajos investigativos, existe evidencia de concreta de que una mayor participación de las mujeres en las instituciones y en la sociedad en general mejora los resultados en innovación.  Distintos estudios muestran que los equipos incluyentes y heterogéneos son más innovadores, e igualmente, que las empresas heterogéneas obtienen mayores beneficios. La visión de la mujer es ciertamente diferente a la de un hombre y eso enriquece de sobremanera el trabajo realizado en investigación y desarrollo".

Por Catalina Olivos *

El Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) dio a conocer hace unos días las cifras 2022 acerca del uso del sistema de patentes, segregado por género. Las cifras parecen ser alentadoras: Se revela un aumento de un 27% en la cantidad de solicitudes de patentes en que participa al menos una mujer como inventora. Es evidente que existe un esfuerzo de instituciones como INAPI en impulsar la mayor participación femenina en el sistema de ciencia, tecnología e innovación, pero más allá de esta aparente buena noticia, la brecha sigue siendo importante, tiene carácter global y es tarea de muchos remediarla.

En sus últimos estudios sobre género, la Oficina Europea de Patentes (EPO) advierte que sólo uno de cada siete inventores es una mujer en Europa, situación bastante desoladora respecto del rol de la mujer en el sistema de innovación en ese continente.

Catalina Olivos

Un estudio de 2022 de EPO profundiza sobre la situación en que se encuentran esas inventoras y señala que, además, en general, ellas forman parte de equipos de inventores y no son inventoras individuales, ciertamente por la poca capacidad que tienen de acceder a puestos de mayor grado de “seniority” en las universidades y organismos de investigación. Esta situación es evidentemente desventajosa dado que su participación en las ganancias o mejoras de una invención son menores y nos invita a abrir los ojos sobre el círculo vicioso en que se encuentran las mujeres hoy en día en el área de la ciencia y tecnología, donde aún hay tantos obstáculos por derribar. Ciertamente hay muchas y buenas iniciativas pero el trabajo no debe ser sólo realizado desde el sector público, si no que debe existir un esfuerzo privado en poner en el relieve el aporte de las mujeres a la ciencia.

Como bien lo ha señalado la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en sus múltiples trabajos investigativos, existe evidencia de concreta de que una mayor participación de las mujeres en las instituciones y en la sociedad en general mejora los resultados en innovación.  Distintos estudios muestran que los equipos incluyentes y heterogéneos son más innovadores, e igualmente, que las empresas heterogéneas obtienen mayores beneficios. La visión de la mujer es ciertamente diferente a la de un hombre y eso enriquece de sobremanera el trabajo realizado en investigación y desarrollo.

Otros muy interesantes en los estudios que se han realizado respecto al sistema de patentes y las mujeres tienen que ver con que al existir menos mujeres en investigación y desarrollo, y por ende ligadas a la creación de patentes, también los temas exclusivamente femeninos (menstruación, menopausia, cáncer de ovarios, enfermedades ligadas al embarazo, etc.) son temas mucho menos abordados y se encuentran menos soluciones a la mano para problemas reales de más de la mitad de la población mundial.

Según OMPI, la paridad en patentamiento entre hombres y mujeres podría llegar recién el año 2061, lo que francamente parece una locura. Apurar el tranco es algo urgente y necesitamos que todos se involucren esta carrera por la equidad.

Pero aún si miramos más allá del patentamiento, nos damos cuenta que las mujeres también tienen dificultades para acceder a créditos o a acompañamientos a la hora de querer comercializar sus inventos lo que también dificulta o desincentiva el trabajo investigativo.

¿Queremos más investigadoras y más patentes de mujeres? Ciertamente que sí. Pero debemos mirar toda la cadena de desarrollo de una mujer en la ciencia e innovación, lo que va desde los incentivos que se deben poner para que ellas accedan a carreras STEM, hasta cómo apoyar económicamente sus negocios de base científica, promoviendo en ese intermedio mas puestos de trabajo de calidad para mujeres investigadoras, mas puestos de doctorado, y mas participación del sector privado en desarrollos con enfoque en temas que aborden problemáticas de la mujer.

Junto con valorar los avances en esta materia, debemos comprometernos a reducir esta brecha comprendiendo de mejor forma los factores que la determinan y promoviendo con fuerza medidas desde el ámbito público y privado, impulsadas por hombres y mujeres.

* Catalina Olivos es socia de Santa Cruz IP. Abogada de la Universidad Diego Portales y Máster en Derecho y Gestión de la Propiedad Intelectual de la Universidad de Estrasburgo, Francia.

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